Experto advierte riesgos de recalentamiento (Uruguay)

El economista jefe para América del Sur del banco BBVA, Joaquín Vial, estimó que el Banco Central endurecerá aún más la política monetaria.
El economista jefe para América del Sur del banco BBVA, Joaquín Vial, dijo este martes que la economía uruguaya está “en zona de peligro de sobrecalentamiento”.

Para el experto chileno, los niveles mínimos de desocupación que muestra el mercado de trabajo y la baja productividad de las empresas, así como el fuerte dinamismo que exhibe el consumo interno obliga a “encender las luces amarillas” de la economía.

Los efectos que puede acarrear una economía sobrecalentada, según Vial, son que la inflación se escape del control de las autoridades y que se dispare el crecimiento de las importaciones, afectando así las cuentas externas del país.

De todas maneras, el funcionario del BBVA proyectó una inflación de 7,5% para el cierre del año y un endurecimiento de la política monetaria del Banco Central que puede subir en un punto porcentual la tasa de referencia.



El gobierno lanzó sus misiles contra la inflación. Si dio o no en el blanco, todavía no es momento para evaluarlo. Lo que sí es seguro es que utilizó sus armas de manera medida y dejó para sí una reserva de instrumentos que por los costos que traen aparejados, prefirió mantenerlas en su arsenal.

"Todas las herramientas que estén al alcance", sostuvo el ministro de Economía, Fernando Lorenzo, dos meses atrás, cuando declaró la guerra al alza de precios. Pero en los hechos, aún quedan algunos instrumentos por ver en acción.

Para Gabirela Mordecki, coordinadora del área de Coyuntura del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración, "claramente el gobierno no está dispuesto a cumplir la meta de inflación cueste lo que cueste".

La economista compara las iniciativas del gobierno uruguayo -suba de tasa de un punto porcentual, aumento de los encajes obligatorios, promesa de una austera rendición de cuentas, facilitación de importaciones- con la batería de medidas que implementó Brasil para combatir el alza de precios.

La diferencia salta a la vista. Brasil recortó en US$ 30.000 millones su presupuesto, aumentó la tasa de referencia en tres oportunidades en lo que va del año -hoy duplica prácticamente la inflación proyectada- y ganó una pulseada con los sindicatos por moderar el alza de precios. "Uruguay podría poner en marcha políticas más radicales", sostuvo Mordecki, pero a la hora de evaluar sus costos, "no es tan clara su conveniencia".

Política monetaria
Por el lado de la oferta de dinero, todavía quedan cartuchos por quemar. Si bien el último Comité de Política Monetaria (Copom) reunido en marzo llevó a 7,5% la tasa de referencia, algunos analistas esperan un nuevo aumento para la próxima convocatoria.

Según la economista Tamara Schandy de la consultora Deloitte, "al descontar la inflación a la tasa de referencia, aun después de la suba de marzo, sigue siendo negativa en términos reales". Para que haya una política monetaria que "realmente contribuya a moderar la inflación", es necesaria una tasa positiva y por lo tanto, la consultora "no descarta subas mayores en las próximas reuniones".

Pero esa contracción monetaria no sería gratuita. Un aumento de la tasa de referencia tendría un correlato directo sobre el precio del dólar. De hecho, el principal canal por el cual la suba de tasas de marzo tuvo efecto sobre la inflación, fue por el abaratamiento de los bienes importados por la más baja cotización del billete verde.

No todos están de acuerdo sobre la conveniencia de una nueva contracción de la política monetaria. Según el economista Pablo Moya, de la consultora Oikos, "seguir afectando el tipo de cambio generaría problemas adicionales en términos de competitividad y ya representa un costo elevado para la economía". De hecho, los cálculos realizados por El Observador a partir de proyecciones de inflación y tipo de cambio de Uruguay y sus mayores socios comerciales, arrojan un escenario para el cierre del año en el cual el país pierde competitividad con relación a seis de sus ocho principales destinos de exportación.

Y no solo eso. En términos de producción, la industria exportadora siente el impacto del encarecimiento relativo de los precios en dólares. Mientras que el sector manufacturero creció 6,7% durante el primer trimestre del año, las industrias exportadoras registraron una caída de 6% durante el mismo período, según un informe publicado por el instituto Cinve.

Frente fiscal
Dos opciones contrapuestas se abren desde la perspectiva de las cuentas públicas. El gobierno puede moderar su contribución a la demanda agregada a través de un recorte del gasto, o bien puede afectar directamente la canasta de consumo, utilizando recursos del fisco para posponer ajustes de tarifas en los servicios que provee a la población.

Pero ninguna de las dos alternativas parece probable. La primera, el recorte del gasto, fue negado por las autoridades de gobierno.

Una rendición de cuentas "austera" no implica para el gobierno un presupuesto más bajo. Por el otro lado las perspectivas no son muy diferentes. Al cierre de marzo, el déficit fiscal -ajustado por factores contables- alcanzó al equivalente a 1,6% del Producto Bruto Interno (PBI).

"No es el escenario más deseable para absorber el alza de costos. Con un crecimiento económico como el de los últimos años ya tendríamos que estar en equilibrio o incluso, tener un superávit fiscal", explicó Moya.

Heterodoxia
Todavía queda una carta que el gobierno puede jugar. Puede apelar a herramientas no convencionales que ataquen directamente el impacto del alza de precios sobre los sectores de actividad.
Podría, por ejemplo, acordar precios con sectores de actividad significativos. Pero la experiencia de 2008 mostró que puede llevar meses de negociación para llegar a acuerdos significativos.

Ahora que el alerta inflacionario baja sus decibeles, los expertos esperan que el gobierno aguarde antes de tomar medidas de efecto retardado. Si bien la inflación de 8,34% sigue superando ampliamente el rango meta oficial, el peligro de que se encamine a los dos dígitos se diluye y eso hace evaluar con otros ojos los costos de las iniciativas de política antiinflacionaria. Los nuevos misiles seguirán bajo llave.

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