Las cifras de empleo tienden a fomentar visiones extremas de la
economía. O las condiciones están empeorando y las empresas están
despidiendo trabajadores, como hicieron con cientos de miles en 2008 y
2009, o los tiempos están mejorando y las compañías están creando nuevos
puestos de trabajo. El 3 de febrero hubo una gran mejoría en el estado
de ánimo con la noticia de que las empresas privadas en Estados Unidos
aumentaron sus nóminas en 257.000 puestos de trabajo en enero,
alcanzando el mejor registro laboral de doce meses en el sector privado
en más de cinco años. Pero las cifras globales representan solo la punta
del gran iceberg del mercado laboral. Los datos provistos por la
relativamente nueva "Encuesta de Ofertas Laborales y Rotación Laboral"
iluminan su profundidad.
Incluso en los días más oscuros, los mercados laborales siguen ocupados.
Las empresas en crecimiento contratan para expandirse e incluso las
empresas que se están achicando buscan trabajadores para llenar
posiciones vacantes importantes. En diciembre de 2008, por ejemplo, el
empleo global de Estados Unidos se redujo en casi 700.000 empleos. Sin
embargo, con respecto a diciembre del año anterior cuando las nóminas
netas crecieron en 203.000, en ese mes fueron contratados más
trabajadores en nuevos puestos de trabajo, más de 4,1 millones. Durante
un período económico relativamente tranquilo como el de mediados de los
2000, alrededor del 65% de todas las contrataciones se asocian con lo
que los economistas han denominado "rotación": el movimiento entre
puestos de trabajo de trabajadores en la fuerza laboral, lo que ni
agrega ni quita al empleo total. De las aproximadamente 12 millones de
contrataciones que ocurrieron en un trimestre típico pre-recesión, cerca
de 8 millones provinieron de compañías que atrajeron trabajadores de
otras compañías.
La rotación es un mecanismo a través del cual los mercados de trabajo
reasignan a los trabajadores hacia fines más eficientes. En el típico
movimiento entre puestos de trabajo (esto es, sin que haya ningún
período de desempleo) un trabajador estadounidense puede esperar un
aumento en su salario de más del 8%. Esta ganancia representa, por lo
menos en parte, una mejora en productividad. A medida que los
trabajadores obtienen habilidades y encuentran mejores oportunidades
laborales, su rendimiento y sus ingresos aumentan. Y cuando las empresas
obtienen cada vez mano de obra más adecuada, pueden permitirse pagar
mejores salarios. De esta forma, la rotación del mercado laboral
contribuye al crecimiento del producto potencial de la economía.
A pesar de que este flujo y reflujo ocurre siempre, su fortaleza depende
de las fuerzas del ciclo económico. Cuando los tiempos duros golpean,
los trabajadores son menos propensos a dar el salto de una firma a otra.
Y cuando los trabajadores se cambian, las empresas normalmente son
renuentes a ocupar la nueva posición vacante. En un nuevo análisis
Edward Lazear de la Universidad de Stanford y James Spletzer de la
Oficina de Estadísticas Laborales (Bureau of Labor Statistics) examinan
cómo la reciente recesión afectó estos cambios de puestos de trabajo.
Solo 9 millones de trabajadores fueron contratados en el segundo
trimestre del 2009 -el último de la recesión- menos que los 12,8
millones del cuarto trimestre del 2007, una caída de casi el 30%. Cerca
del 80% de esta baja en la contratación fue atribuible a una caída en la
rotación más que a un descenso en la creación de puestos (ver gráfico
de la izquierda). El número de trabajadores que renuncian a un trabajo
voluntariamente cayó en casi un 40%, por ejemplo. El ritmo de creación
de puestos de trabajo en la economía se enlenteció abruptamente, es
cierto, pero la mayor parte del congelamiento en la contratación puede
ser atribuido a una disminución de la rotación.
Lazear y Spletzer estiman el costo de eficiencia de una rotación del
mercado laboral reducida durante la crisis en 0,4% del PIB por año entre
el comienzo de la recesión en diciembre de 2007 y mediados de 2011. Eso
es equivalente a 208.000 millones de dólares de pérdida de producción;
un pequeño golpe comparado con el impacto de la recesión misma pero un
costo económico significativo y subvalorado de la debilidad prolongada
del mercado laboral.
Este costo recae desproporcionadamente en los jóvenes. Los individuos
que se gradúan de la universidad y entran a la fuerza laboral durante
una recesión típica pueden esperar una pérdida inicial de ingresos de
cerca del 9% (comparado con lo que podrían esperar en circunstancias
normales). Este descenso puede ser mitigado y eventualmente eliminado
con saltos de empresa a empresa, a través de los cuales los trabajadores
jóvenes obtienen nuevas habilidades y encuentran formas mejores de usar
sus talentos. Ese proceso se ve frustrado cuando hay un enlentecimiento
general en la rotación del mercado laboral.
Un repunte de la contratación solamente no es suficiente para conferirle
al mercado laboral un certificado de salud, de acuerdo a este análisis.
Tan importante como eso es si los trabajadores se sienten cómodos
abandonando la seguridad de un trabajo viejo a cambio del prospecto de
nuevas ganancias en el nuevo. Si una tasa descendiente de desempleo no
se traduce en más asunción de riesgo entre los trabajadores, entonces el
mercado laboral podría estar más lejos de la normalidad de lo que
parece.
MUCHO POR RECORRER. Estados Unidos está mejor que antes. El número de
trabajadores desempleados por oferta de trabajo -una medida de cuán
apretado está el mercado laboral- ha caído desde un pico de cerca de
siete trabajadores a menos de cuatro. Eso está contribuyendo a un mayor
movimiento entre trabajos. La proporción de renuncias en el total de los
egresos laborales, que se hundió desde cerca del 60% a menos del 40%
durante la recesión, está de vuelta en 50% (ver gráfico de la derecha).
Sin embargo hay un largo camino por recorrer. Al segundo trimestre del
año pasado, la rotación estaba solo un 8% por encima de cuando estaba a
su nivel mínimo.
El nivel de contratación de las empresas se mantiene bajo. Cuando hay
muchos trabajadores desempleados en la vuelta se vuelve mucho más fácil
para las empresas encontrar individuos calificados para posiciones
abiertas, y menos importante para ellos atraer trabajadores de otras
compañías. Pero cuando los mercados están más ajustados aumenta lo que
los economistas llaman la "intensidad de la contratación". El trabajo de
Steven Davis de la Universidad de Chicago, Jason Faberman de la Reserva
Federal de Chicago y John Haltiwanger de la Universidad de Maryland
sugiere que los esfuerzos de contratación de las compañías explican
alrededor de un tercio de la variación del ritmo al que las vacantes son
ocupadas.
El nuevo crecimiento del empleo es muy bienvenido, por supuesto. Pero
hasta que la rotación del empleo regrese a sus niveles pre-crisis el
costo de la recesión de Estados Unidos va a seguir aumentando.
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