Continúo hoy el análisis de la situación fiscal con los números de 2011.
Hace dos semanas me referí al tema en su conjunto, y vimos que si se
ajustaba por el ciclo económico y por otros factores de menor entidad,
el verdadero déficit fiscal no había sido de 0,8% del PIB sino algo más
del triple: 2,5% del producto.
Corresponde hoy ver los ingresos. Pero antes, cabe consignar que entre
que mandé a imprenta mi columna anterior y su publicación, cayó el fin
de mes y con él una actualización de los datos fiscales de meses
anteriores. En particular, se destaca que ahora el déficit de 2011 no es
de 0,8% del PIB sino una décima mayor. No obstante, en el Gobierno se
ha seguido hablando de un "sobrante" de US$ 140 millones, cuando el
propio MEF redujo en un tercio la diferencia entre el déficit proyectado
y el observado. Cosas veredes.
En el cuadro que ilustra esta página presento una selección de rubros de
los ingresos, bajo distintas formas, para 2004 y 2011: precios
corrientes, precios de 2011, proporción del PIB de cada año y
variaciones porcentuales reales y absolutas con relación al PIB entre
ambos años.
Algunas precisiones metodológicas previas. Uno, las cifras son del MEF y
están formuladas en términos de caja. O sea que algunos impuestos cuyo
producido está afectado al BPS, figuran en el Gobierno Central (en
particular en la DGI) y no en el BPS. Dos, en uno de los renglones se
destaca al IRPF más el IASS, vigentes desde 2007. Por lo tanto, en el
caso de 2004 se considera al IRP, tributo que fue derogado precisamente
en 2007 y sustituido por los referidos. Tres, entre los ingresos del
sector público no financiero (SPNF) se incluye el "resultado primario y
corriente" de las empresas públicas. Es decir, su resultado antes de
considerar intereses e inversiones. Se trata de un rubro menor de los
ingresos, pero altamente volátil en los últimos años en la medida en que
en los casos de UTE y Ancap hubo una significativa variabilidad de sus
costos por el precio del petróleo y la capacidad de generación de las
represas.
Cabe consignar que las empresas públicas, que serán analizadas en
particular en una próxima columna de esta serie, participan en los
ingresos del SPNF por varias vías: primero, por los ingresos que pagan
como cualquier empresa (como el IRAE); segundo, por los ingresos que
recaudan, también como cualquier empresa (como el IVA o el Imesi);
tercero, por los dividendos que en algunos casos pagan a su
"accionista", el Gobierno Central (ese fue el caso de UTE y Antel el año
pasado); cuarto, por el referido resultado primario y corriente. Luego,
entre los gastos del SPNF, que también veremos más adelante, entran por
sus inversiones y sus pagos de intereses.
El análisis de los indicadores presentados en el cuadro daría para
escribir varias columnas como esta, por lo que voy a destacar los
aspectos que encuentro más interesantes.
Uno, entre 2004 y 2011, los ingresos totales del SPNF subieron 48% por
encima de la inflación, es decir a precios contantes, cifra levemente
inferior a la del crecimiento del PIB (52%). Sin embargo, la relación
entre los ingresos y el producto subió porque los precios implícitos en
el PIB subieron menos que el IPC. Entonces, los ingresos pasaron de 28,0
a 28,9 por ciento del producto entre los dos años que se comparan.
Dos, la suma del IRPF y el IASS es 161% mayor, a precios constantes que
el IRP en 2004. Esos impuestos llegaron a representar el año pasado 2,3%
del producto y el 13% de la recaudación total de la DGI. La imposición a
la renta personal fue la gran novedad de la reforma de 2007 y si bien
no constituyó un cambio extraordinario, sí lo fue relativa y
marginalmente.
Tres, la prueba de que esa reforma no implicó un cambio radical en el
sistema tributario está en el comportamiento del IVA, que sigue siendo
el impuesto central del sistema uruguayo, desde que fuera introducido
por el ministro Végh Villegas en 1974. Este impuesto sigue representando
más de la mitad de la recaudación de la DGI (de hecho subió su
participación entre 2004 y 2011), alcanza a casi 10% del PIB y a algo
más de 30% de los ingresos totales del SPNF.
Cuatro, se destaca también un gran aumento de la recaudación del BPS, el
que se debe atribuir a numerosos factores: el aumento del salario real,
el aumento de la ocupación, el aumento de la formalidad (lo mismo que
en la DGI) y el aumento de los impuestos que recauda (como en el caso de
los aportes al Fonasa). Como veremos al analizar el gasto público,
también allí hay un fuerte aumento en el protagonismo del BPS.
Cinco, hay una significativa caída del peso de las empresas públicas en
los ingresos del SPNF, tanto por menores aportes por dividendos como por
un menor resultado primario y corriente. Es posible que la volatilidad
referida (especialmente en las finanzas de UTE y Ancap) haya influido
para tener un 2011 "flaco" (fuertes pérdidas en Ancap por tarifas
atrasadas y desempeño inferior al normal en UTE), pero no hay dudas de
que con la foto de 2011, y en relación a la de 2004, hay un
significativo deterioro en su contribución a los ingresos del SPNF.
Seis, a modo de resumen, entre 2004 y 2011 se destacan aumentos en el
IVA (1,3% del PIB), el IRPF más el IASS (1,0% del PIB) y el BPS (2,2%
del PIB) y caídas en "resto DGI" (1,3% del PIB) y las empresas públicas
(2,1% del PIB). Los ingresos totales del SPNF solo suben en 1,0% del
producto entre 2004 y 2011, pero sin contar a las empresas públicas (lo
que sería relevante si el cambio referido fuera permanente) suben en
3,1% del producto. Aquella suba de los ingresos públicos es muy
moderada, sobre todo si se considera que se pasa de un año flojo (2004) a
uno exuberante (2011) en materia de actividad económica. Pero si lo de
las empresas públicas es transitorio, entonces el aumento de los
ingresos es muy grande.
Este aumento no se dio por la reforma tributaria de 2007, que fue neutra
desde el punto de vista de la recaudación y que, como vimos, apenas
introdujo cambios marginales en el sistema tributario. Se dio, en
cambio, en el ámbito del BPS y por los múltiples factores referidos.
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